El pensamiento espiritualista sincretista y la tolerancia cotidiana frente al autoritarismo y a la corrupción
como factor limitante del
desarrollo de una filosofía propia en el Perú

Carmen Zavala, publicado bajo el nombre de
“El espiritualismo y la filosofía propia en el Perú”.
 Lima: Sullull Editores, 2004, pp. 10-18

1.      Orígenes del espiritualismo sincretista en el Perú

 Ya desde sus orígenes en el Perú, el Incario se fundamentó en el culto al Sol o a Wiracocha, culto que refleja la existencia de un pensamiento espiritualista previo a la conquista española. Este culto se imponía  por la fuerza a todos los pueblos conquistados por el imperio, permitiéndoseles sin embargo, mantener sus dioses locales. El resultado en el nivel de lo espiritual fue una suerte de pluralismo fetichista (como bien señalara ya el padre Cobo en su "Historia del Nuevo Mundo” y más tarde también Mariátegui en sus “7 ensayos”), pluralismo que hace recordar a la política religiosa de Roma. No es de extrañar pues que cuando los españoles vinieron a imponer su religión católica romana, esta imposición se realizara con cierta fluidez. El culto al dios Sol impuesto con fines políticos por el incanato fue reemplazado con fines también de unificación política por el dios trino.

Lo que intersubjetivamente sucede a nivel individual en estos casos de imposición religiosa externa, es que el individuo dentro del marco de tradiciones de su ayllu se siente con cierta seguridad para expresar su razón libremente. Esto quiere decir que hay una serie de presupuestos, acerca de la divinidad, de los valores éticos, de las costumbres y usos cotidianos, que todos en este grupo comparten, de modo que el individuo en el ayllu sabe a qué atenerse si quiere lograr la aprobación de los demás miembros del ayllu. Esta aprobación es a su vez la que incentiva su razón de modo que para el desarrollo intelectual del ayllu en general y de sus miembros en particular se impone la necesidad de conservar este marco intercomuncativo creado en base a los presupuestos comunes de la tradición. Como consecuencia de esto se da que, en caso de ser amenazado este espacio de desarrollo de la razón individual, los individuos se rebelen desesperadamente (furiosamente) contra el peligro (eventualmente una invasión externa) o que por temor se sometan y se sumerjan en la pasividad del uso mínimo de su razón. Ambos casos se oponen a los intereses de un pueblo conquistador, como en este caso el inca. Los individuos desesperados de ver rotos los lazos afectivos y de intercomunicación con sus seres queridos ya sea por la eliminación física de alguno de ellos por las fuerzas invasoras, o por la alienación de los presupuestos, categorías y valores que se produce en caso de una conquista por una cultura externa, se enfrentarán con furia ciega a dicha fuerza conquistadora y se convertirán en un peligro bélico para el incario. En caso de que se los venciera o que este pueblo sumido en el temor se sometiera  por la voluntad mayoritaria de sus miembros, estos se resignarían a perder el espacio afectivo de intercomunicación primario es decir el marco de la tradición familiar o del ayllu. Y esta pérdida del espacio afectivo de intercomunicación que se materializa en el silencio y en la autocensura acerca de los temas sobre los todavía se podrá mantener un espacio abierto de comunicación entre dos o más personas,  lleva a la limitación del uso y desarrollo de la razón, sobre todo en las nuevas generaciones que se educan dentro de un marco de comunicación limitada por la autocensura de los padres. Esta autocensura desgraciadamente tiene para las nuevas generaciones un efecto parecido al que tendría el de una generación de padres ignorantes: la familia o el ayllu retroceden intelectualmente producto de la desconfianza y el temor de los padres de mantener una comunicación abierta, es decir una relación de intercomunicación totalmente sincera, por temor a que los hijos al usar su razón libremente sean liquidados por las fuerzas conquistadoras. 

En el caso del imperio incaico se tuvo muy en cuenta esta situación. Ni un enfrentamiento con gente desesperada, y por lo tanto momentáneamente fanatizada, ni un pueblo conquistado intelectualmente limitado convenían al incario. Por ello a los pueblos conquistados se les proponía el sincretismo religioso cultural que no significaba una mayor amenaza para el espacio afectivo familiar o del ayllu. Los presupuestos, categorías y valores que unen a los miembros de la familia o del ayllu se mantienen vigentes y la razón de sus miembros individuales se desarrolla dentro de este marco afectivo racional. Sólo se les agrega una premisa más: hay que obedecer a la nueva autoridad y aprobar en el ámbito público al dios Sol como dios máximo y a la cultura incaica, sin tener que estar justificando racionalmente esta aprobación de carácter meramente formal.  Así ya lo señalaba de alguna manera Mariátegui en sus "7 ensayos":

"La religión del Tawantinsuyo, por otro lado, no violentaba ninguno de los sentimientos ni de los hábitos de los indios.[...]. Los mitos inkaicos reposaban sobre la primitiva y rudimentaria religiosidad de los aborígenes, sin contrariarla sino en la medida en que la sentían ostensiblemente inferior a la cultura inkaica o peligrosa por el régimen social y político del Tawantinsuyo. Las tribus del Imperio más que en la divinidad de una religión o un dogma, creían simplemente en la divinidad de los Inkas." [1]

Es decir, que los pueblos conquistados aceptaban la autoridad divina de los incas sin por ello tener que aceptar un dogma que justifique dicha autoridad. Además como bien remarca Mariátegui, el sincretismo propiciado por el incario se hace posible porque tanto los pueblos conquistados como los conquistadores eran pueblos regidos por un pensamiento religioso, es decir espiritualista, lo que posibilitaba el desarrollo, sin mayores percances, de un sincretismo espiritual .

Un proceso similar se dio durante la conquista de los españoles de estos ayllus dominados por el imperio incaico. Menciona V. A. Belaúnde que el "culto del Sol, dentro de una concepción paternal y, sobre todo, la idea de un Dios inmaterial en los grupos de élite, podrían ser aprovechados por los misioneros "[2]. Es decir que había un terreno propicio para que se desarrollase un sincretismo religioso en el Perú debido a una experiencia de siglos de la práctica sincretista espiritual en el Tawantinsuyo.

Sin  embargo, debido a que España se encontraba en una etapa de declive de efervescencia católica[3], se tuvieron que dar una serie de luchas internas dentro de la iglesia católica española, antes de que se pasara a una sincretización exitosa. Luchas que giraban en torno a considerar seres humanos libres, o no, a los habitantes oriundos del continente americano, para a partir de la constatación eventual de su humanidad proceder a su evangelización. Esta puesta en cuestión de la humanidad del otro cierra toda posible comunicación real entre las partes, es decir excluye todo tipo de lazo intercomunicativo sano, pues es un rechazo claro y abierto al uso de la razón entre ambas partes. Esto por supuesto ha llevado a una creciente y justificada hostilidad de parte de los conquistados, que ha tenido que ser enfrentada por los evangelizadores católicos. Así en su afán de mostrar a los católicos españoles la humanidad de los americanos para proceder a su evangelización, el evangelizador humanista Juan de Acosta en su libro De Procuranda Indorum Salute cuenta como ha observado a lo largo de sus viajes que los indios del Perú son más bien "sutiles y agudos" y "con no pequeña habilidad para fingir o disimular cualquier cosa".[4]

Pero superadas las luchas internas en la iglesia católica española se procedió finalmente a la sincretización religiosa exitosa que persiste hasta el día de hoy. Mariategui lo expresa de la siguiente manera:

"El catolicismo, por su liturgia suntuosa, por su culto patético, estaba dotado de una aptitud tal vez única para cautivar a una población que no podía elevarse súbitamente a una religiosidad espiritual y abstractista. Y contaba además con su sorprendente facilidad de aclimitación a cualquier época o clima histórico. El trabajo, empezado muchos siglos atrás en Occidente, de absorción de antiguos mitos y de apropiación de fechas paganas, continuó en el Perú."[5]

 

2.      Origen romano y carácter tomista del espiritualismo sincretista en el Perú

Veamos el carácter particular del sincretismo espiritual peruano de hoy.

Un estudio de los años 90 [6] entre un grupo de 400 estudiantes universitarios confirmó la vigencia del carácter tomista de su pensamiento. La mención de esta encuesta nos sirve como reafirmación de un hecho a todas luces evidente: el Perú es un país predominantemente católico romano. Al preguntárseles a estos jóvenes por cómo entendían una serie de categorías estos en gran medida mostraron tener una visión aristotélica del mundo. Este aristotelismo debe tener su origen en el pensamiento tomista del cual estuvo impregnado el catolicismo que los españoles trajeron con la conquista y que siguió vigente también después de la proclamación de la República hasta el día de hoy, como V. A. Belaúnde bien señala:

" El culto solar del Incario fue reemplazado por el catolicismo creando la base más sólida de la unidad que es la espiritual. No puede negarse que la República ha mantenido este legado. La religión ha sido respetada por las cartas políticas. Con criterio de estadistas nuestras constituyentes no han concebido la religión como un fenómeno puramente individual. La libertad de conciencia, justamente proclamada, no ha impedido que se reconozca el catolicismo su carácter de hecho social. Hasta ahora se ha mantenido la armonía entre la Iglesia y el estado. No se ha firmado el Concordato, pero en realidad hemos vivido bajo un régimen concordatario de hecho. Ni el jacobinismo y su sucesor el radicalismo, en las Constituciones anteriores a 1933, ni el marxismo, franco o disimulado, lograron crear para el Perú un problema religioso, suscitando artificialmente la oposición entre Iglesia y Estado."[7]

Analizaremos primero el origen romano del catolicismo vigente en el Perú y algunas de sus consecuencias y luego su carácter tomista.

 

·        Origen romano del catolicismo vigente en el Perú

V. A. Belaúnde ya señalaba que inclusive el espiritualismo sincretista incaico tenía rasgos similares al romano.

"... los incas llevaron a todas partes el culto del Sol [...] pero los incas no intentaron que ese culto reemplazara a los dioses locales, se limitaron a sobreponerlo a los ritos regionales, llevando las principales huacas e ídolos al Coricancha, que se convirtió así en el verdadero Panteón, en coincidencia con la política religiosa de Roma."[8]

Y como explicamos, esto facilitó la adopción de la religión católico romana por parte de los herederos de la cultura incaica los cuales estaban ya acostumbrados a aceptar la unidad entre religión y Estado como un hecho.

Mariátegui resalta el carácter romano de la sincretización espiritual en el proceso peruano:

"Este fenómeno [ el que subsistiera el paganismo aborigen bajo el culto católico] no era exclusivo de la catequización del tawantinsuyo. La catolicidad se caracteriza históricamente, por el mimetismo con que, en lo formal, se ha amoldado siempre al medio. La Iglesia Romana puede sentirse legítima heredera del imperio Romano en los que concierne ala política de colonización y asimilación de los pueblos sometidos a su poder.."[9]

En ambos casos se dio un sincretismo en el que se le concede al súbdito mantener su fetiche a cambio de que adhiera incondicionalmente a la autoridad político religiosa de su dios y a las instituciones que pretenden representarlo. (inca – papa, templos – iglesias, sacerdotes – padres católicos).

Al igual que en Roma, de donde proviene el catolicismo español, el "infame pacto proclamado a media voz" parece ser que se le deje al pueblo conservar el fetiche que lo mantiene alejado del espíritu racional crítico, que podría hacer peligrar la autoridad externa apoyada en un dios universal.

Lo que se presenta camuflado de autoridad religiosa no sería por lo tanto otra cosa que la abierta manipulación de los pueblos considerados ignorantes por parte de sus opresores (ignorantes en el sentido de que no conocen la “verdadera ”, es decir, la de los opresores). A estos pueblos se los concedería que mantengan su dioses y creencias “falsos” (considerados falsos por sus opresores) para mantenerlos en su supuesta ignorancia y poder manejarlos mejor desde un punto de vista político administrativo. La contraparte que sería el fetichista oprimido viviría en un círculo vicioso de alienación constantemente reavivado por su opresor bajo la mascarilla de la libertad de culto y respeto a la tradición.

 

·        El carácter tomista del catolicismo vigente en el Perú

Mariátegui señalaba que “los dominicos se instalaron en el templo del Sol, acaso por cierta predestinación de orden tomista, maestra en el arte escolástico de reconciliar al cristianismo con la tradición pagana” y añade el comentario ”los más celosos custodios de la tradición latina y del orden romano –más paganos que cristianos -, se amparan en Santo Tomás como en la más firme ciudadela del pensamiento católico"[10]. Esto nos indica que el espiritualismo sincretista, que finalmente se impuso, fue de carácter tomista.

El pensamiento tomista trató de forzar la fundamentación lógica de una serie de dogmas como, por ejemplo, la postulación de Dios como unidad absoluta, opuesta a toda multiplicidad[11] y al mismo tiempo siendo una trinidad de "personas" (con el argumento falaz ad hominem de que si se cuestiona esta contradicción se es "hereje"[12]), o a que se acepten argumentaciones enredadas y descabelladas que tratan de justificar racionalmente la esclavitud y el derecho de los hombres de ejercer poder sobre la persona que nació del vientre de la persona con la que tuvieron relaciones sexuales, especialmente si antes de ello la pareja pasó por el rito del matrimonio religioso[13].

Este tipo de explicaciones y otras más enredadas aún que tratan de explicar la existencia de los ángeles, la virginidad de María durante el parto, etc. han llevado a reforzar una indiferencia por la fundamentación racional por parte de la mayoría de los peruanos, y los católico-romanos en general. Asimismo ha llevado a que los individuos se conformen, tanto por parte de los grupos dominantes, como por parte de los grupos dominados, con que la autoridad sea respetada. La fundamentación racional de la ley o de las autoridades es sólo entendida como un adorno que acompaña a estas entidades, pero de ninguna manera tendría sentido emprender un debate sobre dicha fundamentación, ya que tanto las leyes, como las autoridades de turno, son aceptadas por la fatalidad de que, si rigen, ha de ser por voluntad divina (o alguna suerte de "ley natural").

El discurso fundamentador no es muy tomado en cuenta, cosa que se constata en la manutención de costumbres ajenas a los propios principios católicos y que conviven alegremente con éste o que hasta llegan a sincretizarse con este, como en el caso del Señor de los Milagros, etc.

 

3.      Sin razón y corrupción

Este fenómeno de desinterés por justificar racionalmente la propia existencia, la cual implica la aceptación de la legitimidad de las autoridades que nos dominan es también analizada por el filósofo José Carlos Ballón en varios de sus textos. Este último analiza como desde la colonia el autoritarismo no va de la mano con la legitimidad de la autoridad ni de parte de la población[14], ni de parte de las autoridades. Denuncia una falta de interés por un verdadero diálogo,  y esto , a su vez, impide que se pueda desarrollar la razón.

Inevitablemente dentro un marco de desinterés o desencanto por la fundamentación racional, la consecuencia ética está fuera de lugar y por lo tanto se crea un campo propicio para la corrupción, como forma de sobrevivencia aparentemente exitosa en una sociedad. La sociedad ha perdido el sentido de su existencia, que era asegurar que se pueda dar el núcleo de intercomunicación mínimo (por ejemplo en la familia) para el desarrollo libre de la razón. Este fenómeno no se ha dado sólo en nuestro país sino en gran parte de los países del tercer mundo. La particularidad del caso peruano es el pensamiento espiritualista sincretista  de origen incaico-romano y su religiosidad tomista. Estos factores se han internalizado profundamente en el pensar peruano de modo que movimientos que se oponen a este pensamiento espiritualista como por ejemplo grupos ateos o grupos materialistas o  "izquierdista" finalmente consciente o inconscientemente se valen de principios de la religión católico romana para tomar sus decisiones en la vida cotidiana y lo que es peor aún en las decisiones más importantes de su vida, como en la elección de sus parejas y la educación de sus hijos.  Esta contradicción lleva a su falta de interés por justificar racionalmente sus actos (públicos y privados) y por lo tanto su inconsecuencia habitual e incuestionada entre teoría (en sentido amplio) y praxis.

Esto es también analizado por el  filósofo Octavio Obando en su texto : Etica, libertad y corrupción en el proceso político peruano: 50 -90.[15] Allí señala como lo privado se sitúa ante lo público con una visión no de servicio, sino de servirse de lo público y señala el origen medieval (tomista) de esta actitud corrupta.

Las deficiencias que los pensadores peruanos Salazar Bondy, Miró Quesada y Sobrevilla ven en el quehacer filosófico peruano se deben en gran parte justamente a este desinterés generalizado por fundamentar racionalmente la existencia individual y en el caso de los filósofos, de tomar la actividad del pensar y actuar racional profesionalmente, es decir, durante su actividad profesional, diferenciada de su actividad privada. 

Mencionaré tres ejemplos de estas actitudes que atentan contra el desarrollo de la filosofía en el Perú :

-         La crítica a la limitación de enseñar y comentar filosofías foráneas. El problema con esto no consiste necesariamente en el carácter foráneo de las filosofías sino en que estas no son asumidas consecuentemente por sus propagadores, es decir, no las hacen suyas. No las hacen suyas, no porque tengan un pensamiento propio al que se atengan con absoluta rigidez, sino como hemos visto,  porque están impregnados de este pensamiento espiritualista sincretista que no implica una aplicación automática de la teoría a la praxis individual y social. Al contrario, la consecuencia es denunciada como fanatismo o utopía y la corrupción realzada a veces como astucia y sagacidad. Nadie piensa que un alemán seguidor de Platón o del Che Guevara sea una alienado por la cultura griega o por la cultura argentina. Esto no se debe a que los alemanes sean más herederos de los griegos o de los argentinos que los peruanos. Lo que ha habido en el pensar alemán muchas veces es una consecuencia, si se quiere, fanática, entre teoría y praxis, lo que da un sentido vivo a la teoría y un gran interés por él. Esto hace que, debido a las enseñanzas repartidas por su sistema educativo, cualquier filosofía que abracen sus intelectuales suelan hacerla suya en una praxis consecuente y, en consecuencia, no se los perciba como alienados, en general.  El pensamiento espiritualista sincretista, resumiendo, en gran parte de los casos opera haciendo que los pensadores no se sientan comprometidos con lo que propugnan.

-         La crítica a la falta de formación de escuelas filosóficas/escuelas de pensamiento filosófico. Al igual que en el caso anterior, lo que impide la formación de escuelas de pensamiento es la falta de interés por la práctica consecuente individual, por la  militancia del pensamiento filosófico que se sostiene. Seguidores de un pensar se forman por la observación del  desarrollo del pensar del maestro reflejado a su vez en la vida.  El que sólo se limita a seguir a sus maestros por sus textos y no se interesa por su persona, es decir, por la materialización de su pensar en la práctica, no pasará de ser un simple adulador, que no se interesa por penetrar en lo más profundo del pensar de sus maestros. En el espacio de intercomunicación que se crea entre los seguidores activos de un pensamiento, este pensamiento se va desarrollando y enriqueciendo. Cuando dicha intercomunicación no se da por falta de interés de alguna de las partes, el pensar se estanca, es decir, no se forman escuelas de pensamiento filosófico.

-         La crítica a la falta de rigidez académica. Está demás señalar que una persona que no siente la necesidad espontánea de fundamentar racionalmente su existencia, lo que incluye fundamentar racionalmente sus actos no tiene interés de hacerlo ni con, ni sin rigidez académica. Lo que a pesar de ello, mueve a algunos a mantener dicha rigidez académica es el deseo, que como vimos nos viene inculcado por el pensar espiritualista sincretista  incaico-romano, de quedar bien con las autoridades y lo establecido por los sectores de poder, es decir, nuestras ansias de cumplir con lo formal, aunque no nos interese o no aceptemos el contenido.

El problema de si se ha hecho o no filosofía auténtica en el Perú, tiene que ver, pues, con cuánto se interrelaciona teoría y praxis. F.  Miró Quesada, dice que sí se ha hecho filosofía en el sentido de que se desarrolló sobre filosofías diversas e inclusive se pasó a una sincretización de ellas con nuestro pensamiento. Pero vimos que el problema justamente es "nuestro" pensamiento espiritualista sincretista, que impide que asumamos con plenitud ese otro pensar haciéndolo nuestro, y la sincretización no es más que un constructo superficial que nos es ajeno y nos sirve sólo para ser aceptados por las fuerzas dominantes, en el caso de la filosofía, por las autoridades académicas internacionales y nacionales. El problema tampoco se resuelve simplemente haciendo que la filosofía empiece a dedicarse más que nada a temas "peruanos".  Muchos han intentado esta vía, pero la frecuente indiferencia, y por lo tanto inconsecuencia en su vida práctica cotidiana, con sus postulados teóricos, ha llevado a que predomine el pensamiento espiritualista sincretista, convenientemente compatible hoy en día con el discurso postmoderno, y que continúe el desinterés por seguir seriamente alguna línea de trabajo filosófico en este sentido (no se ha abierto un espacio intercomunicativo para el desarrollo de la razón, sino más bien uno de desconfianza que rodea todo proyecto sistemático que pudiera ser de interés). Sobre el planteamiento de Salazar Bondy de que es necesario primero cambiar la realidad de dominación para poder empezar a hacer una filosofía auténtica, sólo cabe decir, que efectivamente de cambiarse la realidad de dominación, es decir, de abrirse y crearse espacios de desarrollo de la afectividad y de la razón, se podría hacer filosofía auténtica, pero la pregunta es cómo se llevaría a cabo dicho cambio materialmente sin personas que se sientan involucradas por entero en el proyecto de dicho cambio, pues como vimos el problema del pensamiento espiritualista sincretista es justamente que no fomenta y, más bien, a través de la aceptación de la corrupción disuade de actuar fundamentando los actos individuales racionalmente. De modo que difícilmente de seguir con este pensamiento se logrará formar gente decidida a cambiar nuestra situación de dominación.

Proyecto de Filosofía Aplicada Traductora Pública Juramentada
Carmen Zavala Red Filosófica Peruana



[1] Mariátegui, J.C. 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Ed, Amauta, Lima, 1975, p. 166

[2] Belaúnde, V.A., Peruanidad. La situación religiosa pre-hispánica. T. V, p. 161

[3] Mariátegui, op.cit, pp.170-171

[4] Rivara de Tuesta, M.L, José de Acosta. Un Humanista reformista. , Ed. Universo, Lima, 1970, p. 103

[5] Mariátegui, J.C.op.cit., p. 172

[6] Obando,O. La red ontológica del sentido común. Una investigación filosófica aplicada.

[7] Belaúnde, V.A., op.cit., p. 357

[8] Belaúnde, V.A., op.cit., p. 157

[9] Mariátegui, op.cit., p. 174

[10]  idem

[11] De Aquino, T., Suma de Teología, Ia, cuestión 11, art.2

[12] op.cit, Ia, cuestión 29, art.4

[13] op.cit., IIa-IIae, cuestión 57, art.4

[14] Ballón,  José Carlos, "Etica, modernidad y autoritarismo en el Perú", En : Cyberayllu , acceso via: www.redfilosofica.de,  1997

[15]  Obando, O. En: Etica, libertad y corrupción en el proceso político peruano: 50 -90.