¿Qué es la autenticidad en la filosofía?
Café Filosófico 39


06 de febrero de 1999
Carmen Zavala

 

La autenticidad en filosofía simplemente se refiere al verdadero asombro ante lo cotidiano, al cuestionamiento constante de las certezas aparentes, a la búsqueda incansable de explicaciones sobre los acontecimientos y fenómenos que percibimos. En ese sentido, está alejado del interés por cumplir con requisitos académicos burocráticos, salir en publicaciones acreditadas, dictar en cátedras universitarias o ser reconocidos por comunidades de profesionales de la filosofía que repiten y sustentan las ideas acreditadas por los grupos dominantes de las sociedades en las que viven.

 

Al respecto decía Nietzsche , que el filósofo auténtico es

 

“un ser humano que todo el tiempo se la pasa viviendo, viendo, escuchando, acostumbrándose, esperando, soñando cosas extraordinarias; es alguien que es golpeado por sus propios pensamientos, como si fuesen externos, como si viniesen desde arriba y desde abajo, como si lo golpeasen una suerte de rayos y de acontecimientos muy suyos; es él mismo quizás una tormenta que con rayos nuevos va gestando planes; un hombre fatal, alrededor del cual siempre surgen resentimientos y murmuraciones, se sanjan brechas abismales y suceden cosas molestosas y angustiantes. Un filósofo pues, es un ser que muchas veces huye de sí mismo, que muchas veces se teme a sí mismo,  pero que es demasiado curioso como para no «volver en sí» una y otra vez.” (Más allá del bien y del mal, Aforismo 292, Friedrich Nietzsche)

 

 

En este sentido, el filósofo se encuentra en esta búsqueda constante motivado por la curiosidad angustiante de saber, motivada y plasmada en su vida misma, como en sus inicios lo ejemplificaron, por ejemplo Sócrates y Platón.

 

Tomemeos el ejemplo de Sócrates (aprox 470 a. C.) que fue un profundo amante de su ciudad natal, Atenas, la cual nunca abandonó y por la cual luchó en tres ocasiones, en las batallas de Potidea, Delión y Anfípolis, en los años 432, 424 y 422 a. C., contando Sócrates con 38, 46 y 48 años, respectivamente). Sin embargo, todos los actos de injusticia que se dieron en nombre de Atenas, así como los gobiernos títeres atenienses al servicio de la tiranía espartana hicieron que se cuestionara auténticamente qué es esto de la lealtad a la patria, ¿es una virtud?  ¿qué es la virtud, entonces?, ¿la justicia? ¿y qué es justicia?, ¿se puede llegar a saber esto? ¿y qué es el conocimiento? ¿cómo puedo saber si conozco o sólo creo que se? Son preguntas que Sócrates plantea a partir de sus vivencias.    que en Atenas se dieran gobiernos de diferentes tipos  te  ciudad en la que vivirá toda su vida y de la que apenas saldría, salvo para realizar una visita al oráculo de Delfos y como guerrero hoplita, en cumplimiento de sus deberes como ciudadano. Precisamente uno de los rasgos más característicos de Sócrates es la intesa vinculación y unión que sentía con Atenas y el profundo respeto hacia sus leyes. El propio Sócratess señala que esta actitud se debe a la existencia de un pacto entre el individuo y las leyes de la ciudad. En la medida en que cada persona decide permanecer en la ciudad, en Atenas en este caso (y, pudiendo hacerlo, no marcha a otro sitio) se compromete al cumplimiento de las leyes. Su opción por no salir de Atenas durante el gobierno de los treinta tiranos lo lleva a situaciones límite con respecto a la ley, en tanto que se le pide que colabore con la entrega de León de Salamina, un opositor del régimen, para que se lo expropiase y, como sucedió luego, se lo asesinase en nombre de la ley impuesta por estos tiranos. Cuenta al respecto el personaje Sócrates en su “Apología”:

 

“Aquel gobierno, a pesar de su violencia, no logró atemorizarme para que cometiera una acción injusta. Al contrario, cuando salimos, los otros cuatro partieron para Salamina y trajeron a León, pero yo, al salir, me marché a mi casa. Y esto me hubiera costado probablemente la vida si aquel gobierno no se hubiera disuelto tan pronto.” (Apología de Sócrates), Platón

 

Pero al retornar la democracia finalmente los “demócratas “ lo acusan y condenan a muerte por corromper a la juventud. Con ello contrariamente a lo que se suele afirmar ligeramente, no se estaba haciendo referencia a  que Sócrates fuese un pervertido o seductor de menores, sino que en tanto fue un hombre abierto  a la discusión con todas las posiciones, fue maestro de grandes políticos como por ejemplo Alcibíades, el cual luego de defender valientemente a Atenas en contra de Esparta, en tanto que en Atenas se le difamó y se le acusó de haber mutilado las estatuas del Dios Hermes, en venganza se unió a los espartanos para atacar Atenas, según cuenta la historia. Habiendo sido Sócrates maestro de Alcibíades se le acusó de fomentar este tipo de actitudes por pregonar la duda constante.

 

Platón también se vió involucrado en estos sucesos en tanto dos parientes suyos, Cármides y Crítias formaron parte de la tiranía de los treinta tiranos impuesta por Esparta luego de la guerra del Peloponeso, y que como se dijo, ejerció una represión violenta y encarnizada contra los lideres de la democracia. Su admiración por Sócrates y su experiencia con esta tiranía con la cual se le identificaba por tener familiares involucrados en ella despertó su auténtico interés político, por una sociedad justa, más allá de las tradiciones, de los valores familiares, etc.,en nombre de las cuales el había presenciado que se cometieron tantas injusticias, incluyendo el asesinato de Sócrates por el gobierno democrático, supuestamente “mas justo”, que el de la tiranía. La búsqueda de los fundamentos teóricos para una sociedad más justa están en ese sentido para él profunda y desligablemente ligados a la práctica política.

 

Esta exigencia de Platón esta expuesta a lo largo de toda su obra, cito aquí sólo las referencias más explícitas a ella: República 500d,"por consiguiente, si algo lo fuerza (al filósofo) a ocuparse de implantar en las costumbres privadas y públicas de los hombres lo que él observa allá, en lugar de limitarse a formarse a sí mismo, ¿piensas que se convertirá en un mal artesano de la moderación, de la justicia y de la excelencia cívica en general? - De ningún modo." La tarea del filósofo es pues ocuparse de los asuntos políticos y de su entorno en general, y no de apartarse de la realidad y dedicarse meramente a "formarse a sí mismo" intelectualmente.

 

República 519 b "No obstante, si desde la infancia se trabajara podando en tal naturaleza lo que, con su peso plomífero y su afinidad con lo que tiene génesis y adherido por medio de la glotonería, lujuria y placeres de esa índole, inclina hacia abajo la vista de la psique; entónces, desembarazada ésta de ese peso, se volvería hacia lo verdadero, y con este mismo poder en los mismos hombres vería del modo penetrante con que ve las cosas a las cuales está ahora vuelta." Platón sugiere acá que la educación en la República permitiría formar hombres libres de la necesidad de excesos (esta necesidad es en realidad ficticia, es decir, no es inherente al hombre, sino aprendida socialmente, por lo que es posible reeducar a los hombres). Este aprendizaje no tiene como objetivo "mejorar "a los hombres porque sí, sino que tiene el objetivo práctico de  que vuelvan su interés hacia las mismas cosas terrenas que antes de su aprendizaje (o recuerdo), para analizar ahora penetrantemente esa misma realidad. Esto se refuerza en República 519 c-d "Por cierto que es una tarea de nosotros, los fundadores de este Estado, la de obligar a los hombres de naturaleza mejor dotada a emprender el estudio que hemos dicho antes, que era el supremo, contemplar el Bien y llevar a cabo aquel ascenso y, tras haber ascendido y contemplado suficientemente, no permitirles lo que ahora se les permite. - ¿A qué te refieres? - Quedarse allí y no estar dispuestos a descender junto a aquellos prisioneros, ni participar en sus trabajos y recompensas, sean éstas insignificantes o valiosas. -Pero entonces- dijo Glaucón- ¿seremos injustos con ellos y los haremos vivir mal cuando pueden hacerlo mejor?- Te olvidas nuevamente, amigo mío que nuestra ley no atiende a que una sola clase lo pase excepcionalmente bien en el Estado, sino que se las compone para que esto suceda en todo el Estado, armonizándose los ciudadanos por la persuasión o por la fuerza, haciendo que unos a otros se presten los benficios que cada uno sea capaz de prestar a la comunidad." Acá Platón no sólo deja contundentemente claro que no se trata de pasárselas "contemplando el bien" en abstracto, sino que además explica por qué es necesario volver siempre a la realidad mundana. La teoría debe partir de la realidad como vimos, pero a su vez debe volver a ella, de allí la estrecha relación que debe haber entre filosofía y política: República 473d " a menos que los filósofos reinen en los Estados, o los que ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en una misma persona el poder político y la filosofía y que se prohiba rigurosamente, que marchen separadamente cada uno de estos dos caminos las múltiples naturalezas que actualmente lo hacen así, no habrá fin para la desgracia en los Estados, querido Glaucón, ni para los Estados ni tampoco creo, para el género humano; tampoco antes de eso se producirá, en la medida de lo posible, ni verá la luz del sol, la organización política que ahora acabamos de describir verbalmente."

 

El hecho de que Platón se sometiera a sí mismo a esta exigencia de partir de la realidad y de relacionar siempre teoría y práctica muestra la importancia fundamental que esta cuestión tiene para su pensamiento: En la Carta VII hace referencia a sus tres viajes a Siracusa en Italia, donde se le pidió poner en práctica sus enseñanzas. a Primero lo invitaron a la corte de Dionisio I, en Siracusa, se hizo amigo de Dión, que era cuñado de Dionisio, y con quien concibió la idea de poner en marcha ciertas ideas políticas sobre el buen gobierno que requerían la colaboración de Dionisio. Al parecer, las condiciones de la corte no eran las mejores para emprender tales proyectos, ejerciendo Dionisio como tirano de Siracusa; irritado por la franqueza de Platón, según la tradición, lo hizo vender como esclavo en Egina, entonces enemiga de Atenas, siendo comprado finalmente por un amigo que lo devolvió libre a Atenas. En el año 369 emprende un segundo viaje a Siracusa, invitado por Dión, esta vez a la corte de Dionisio II, hijo de Dionisio I, con el objetivo de hacerse cargo de su educación; pero los resultados no fueron mejores que con su padre; tras algunas dificultades (al parecer estaba en situación de semi-prisión) consigue abandonar Siracusa y regresar a Atenas. También Dión tuvo que refugiarse en Atenas habiéndose enemistado con Dionisio I, donde continuará la amistad con Platón. Unos años después, en el 361, y a petición de Dionisio II, vuelve a realizar un tercer viaje a Siracusa, fracasando igual que en las ocasiones anteriores. Al respecto dice en la Carta VII 328c, "si alguna vez había que intentar llevar a cabo las ideas pensadas acerca de las leyes y la política, este era el momento de intentarlo", "[...] estaba muy avergonzado ante mis propios ojos de que pudiera parecer sin más únicamente como un charlatán de feria a quién no le gusta atenerse a la realidad de las cosas y que iba a arriesgarme a traicionar en primer lugar los vínculos de hospitalidad y de amistad con Dión, en un momento en que se encontraba en una situación realmente crítica". Más adelante en 328e se aclara que esto no sólo habría significado una traición a la amistad con Dión, sino sobre todo una traición a la filosofía misma, por no esforzarse en tratar de pasar de la teoría a la praxis, lo cual sería parte esencial de ella.

 

 

La vida de Platón ha servido también para que muchos grandes pensadores posteriores se pudiesen identificar “auténticamente”  con los cuestionamientos que este se hace. En este sentido existe también filosofía “académica” de motivación auténtica, como por ejemplo el filósofo alemán Paul Friedländer, que inicia su obra Platón en 3 tomos con un extracto de la Carta Sétima en la que cuenta cómo las traiciones y decepciones políticas de las que fue testigo, incluyendo las que terminaron con la vida de su maestro Sócrates, lo llevaron a plantearse la necesidad de forjar una filosofía que pudiera establecer qué es realmente lo justo, para imponerla luego en el gobierno. Fue este relato y el proyecto filosófico que a partir de allí emprende Platón, lo que acercó a Friedländer a la obra de Platón durante sus años al servicio del ejército:

 

"Quien en los años de la guerra[1] muchas veces se encontró sólo con las obras de Platón pasando por las tumbas de Ypres (Bélgica) y en las cabañas rusas, para esa persona esos dramas y ese mundo de philia y neiko tenían que recobrar vida con una fuerza hasta entonces insospechada. En ese entonces no proyectaba realizar ningún trabajo científico, ya que todo futuro, y más aún el futuro científico, se diluía en la incertidumbre. Pero fue cualquier cosa menos casualidad, el que en la difusa frontera entre la guerra y la paz, Platón se convirtiera en el guía, y que este trabajo que ahora está enrumbado hacia un camino científico, pudiese siquiera volver a la ciencia."[2]

 

La experiencia y las vivencias personales forjan entonces, para Friedländer, la visión del mundo. Este rescate de la consciencia subjetiva, como fundamento para la investigación científica de valor universal.

 

Tenemos también el caso más contemporáneo de filosofía auténtica en el filósofo postmoderno Jaques Derrida. Francés, nacido de una familia judía en El-Biar, Argelia, 1930 tuvo que lidiar con la incomprensión entre las culturas y las tres religiones principales. Después de llegar a ser Profesor en la École Normale Supérieure de París (1965-1984) y más tarde de la École des Hautes Études, sus teorías han dado lugar a la corriente llamada «deconstruccionismo» una teoría que sostiene la imposibilidad de fijar el significado de un texto o de cada una de sus partes, debido a que cada lectura implica una nueva interpretación de lo leído. Esta teoría que niega la posibilidad del conocimiento “verdadero” surge de una preocupación auténtica, enraizada en su vida. Sin embargo rápidamente otros filósofos redirigen estas ideas, inspiradas en una preocupación auténtica, para utilizarlas, con el propósito de manipular a la sociedad globalizada negando la posibilidad de la crítica a la injusticia, y encasillándola en los parámetros de la filosofía acreditada por la comunidad filosófica internacional.

 

Salazar


 

[1] Friedländer nació en Berlin el 21.3.1882; 1914 Profesor en Berlín, 1920 en Marburgo, 1932 en Halle, 1939 profesor en la John Hopkins University en Baltimore, 1940 Universidad de California. De modo que durante la primera guerra mundial luchó por el ejército alemán en el frente belga y el frente ruso, más o menos entre los  32 y 36 años. Durante el gobierno nacionalsocialista huyó a los Estados Unidos, donde residió hasta el fin de sus días.

[2] "Wer die Jahre des Krieges hindurch in den Gräben vor Ypern und in russischen Hütten oft mit den platonischen Werken allein war, dem mußten diese Dramata, diese Welt von Philia und Neikos, mit bisher unbekannter Kraft lebendig werden. An irgendwelche wissenschaftliche Arbeit wurde dabei nicht von fern gedacht, wo jede Zukunft, und nun gar wissenschaftliche Zukunft, im Ungewissen verschwamm. Aber es war alles andere eher als Zufall, daß auf der wirren Grenze von Krieg und Frieden Platon der Führer wurde und an dieser nunmehr in wissenschaftliche Wege einlenkenden Arbeit die Rückkehr zur Wissenschaft überhaupt ging." FRIEDLÄNDER, op. cit., Prólogo a la primera edición (1928)