¿Cuál es la importancia del diálogo y la dialéctica para Platón (y para nosotros)?

 

Café Filosófico 232


03 de mayo del 2003
Carmen Zavala

 

Como inspiración del Café de hoy ha servido un libro de Platón[1] que me fue regalado por el Profesor Aurelio Miní, miembro también de la Asociación Buho Rojo y más específicamente un artículo de este libro sobre la “dialéctica“ y el  “diálogo” en Platón[2]. Para empezar a plantearnos en qué consiste la importancia de estos dos términos vale empezar por ver qué significan y en qué relación se encuentra el uno con el otro.

Según Mojsisch “La Filosofía de Platón se desarrolló a partir del diálogo[3], de la conversación socrática[4] hacia sí misma, en tanto dialéctica en sentido estricto, es decir, en tanto método dialéctico[5] del conocimiento[6], que se remite a un objeto, que es lo que es [7] esencialmente y a su origen, la idea del Bien; y que sirve para asegurar los contenidos de este conocimiento y para poder luego “moverse” con “conocimiento” en el ámbito de los fenómenos.”, esto es, en la vida cotidiana. En otras palabras, el método dialéctico, de determinación de los objetos de conocimiento a través del diálogo, se consideraba necesario para luego poder desenvolverse con conocimiento de causa en el mundo cotidiano cambiante.

 

Pero esta forma de dialéctica, como método de conocimiento, habría sido considerada demasiado limitada por parte de Platón e incluso, “poco filosófica”, pues cómo se podría conocer “lo que es” si esto es cambiante?  Y si “lo que es” no es cambiante, sino que permanece siempre igual, es decir, es idéntico consigo mismo, habría que definir qué es esto de la idea de la identidad, antes de hablar de que una idea pueda ser idéntica consigo misma. Además, se planteaba el problema de que el conocimiento es un movimiento, por lo que al objeto del conocimiento (a “lo que es”) que si bien permanece constante, no podría faltarle tampoco el movimiento.

Por ello Platón se habría visto en la necesidad de plantear en qué consiste la idea de “identidad” y “diferencia”, “reposo” y “movimiento” y “”lo que es” (“ser”).

 

Esto[8] efectivamente se plantea en los diálogos El Sofista y sobre todo en el Parménides, donde Platón plantea el problema de cómo diferenciamos una idea de otra. La diferencia de una idea de otra implica justamente una diferencia, y una diferencia implica que una cosa es distinta de otra. Pero esa distinción implica que hay una relación. Porque sólo las cosas relacionadas pueden ser diferentes. Así por ejemplo, una manzana no es diferente a “correr” o “3 “ no es diferente a “sed”, porque son “cosas” que no se relacionan de ningún modo entre ellas; mientras que manzana es distinto a casa, correr es distinto a comer, 3 es distinto de 2 o “sed” es distinto de “hambre”. Porque son cosas que se relacionan entre ellas de algún modo, pero que son distintas la una de la otra.

      De allí se saca la consecuencia que podemos reconocer la identidad de una cosa o de una idea, sólo por como esta cosa o idea se relaciona y distingue con respecto a las demás cosas e ideas, respectivamente. De allí resulta que todas las cosas o ideas, son idénticas consigo mismas y, a la vez, están en una necesariamente en una relación con las demás, que es además las que las determina. En otras palabras, para distinguir qué es una mano, tenemos que empezar distinguiéndolas de todo lo que NO es mano, cosa que se hace con bastante espontaneidad. El pensamiento dialéctico lo que haría además, es establecer con mayor distinción en qué se diferencia esto que concebimos como una unidad (la mano), de las demás cosas, porque sólo esa relación de diferencia con lo demás nos permite conocer  a profundidad  el objeto de conocimiento (en este caso: la mano). En el caso de la idea de lo uno por ejemplo, sólo podríamos entender qué es lo uno a partir de su relación con lo múltiple, a partir de su relación con lo que no es uno,  y a partir de lo que sería sin esa idea de uno y a partir de estos factores relacionados entre ellos. Trasladando esto al campo social resultaría que para saber qué es justicia, sería necesario, relacionarlo con la injusticia, con lo que simplemente no es justo (y no necesariamente injusto) y con lo que sería en caso de no “existir” la idea de justicia. Y habría que relacionar estas 4 circunstancias entre ellas. Así, cuando analizamos qué es la explotación del hombre por el hombre, en el caso de la dialéctica Marxista, lo relacionamos primero con lo que no es explotación (pero con lo que se lo podría confundir, por ejemplo: trabajar para otros pero no en condiciones de explotación), con la relación de trabajo en la que no se da la explotación (de donde surge la cuestión de su procedencia y las circunstancias históricas en las que aparece o no se da) y con qué sería si no existiese tal cosa como la explotación del hombre por el hombre (la pregunta de si siempre la hubo y si pudiera existir una sociedad en la que no se de, ¿y cómo se habría dado ésta y cómo se podría darse ésta en el futuro, etc.)

      En esto Platón se distingue de Aristóteles[9], porque para Platón a diferencia de Aristóteles, el conocimiento de un objeto no se basa en la precisión de conceptos, esto es, en encontrar una definición más precisa según género próximo y diferencia específica, para referirse a las cosas, sino en el ejercicio de esa definición, a través de la discusión, es decir, en entender, a través de este ejercicio, en qué consisten todas estas relaciones de lo distinto a lo que se quiere conocer, con lo que se quiere conocer.

      En este sentido, nos dice Mojsisch, podemos hablar de conceptos de las cosas en Platón, ya que se ha reconocido el contenido de esos conceptos, siempre que se tenga en cuenta que estos contenidos sólo pueden reconocerse a través del pensar. Esto quiere decir que el pensar dialógico no es constitutivo de los entes, pero que se ha desarrollado conjuntamente con ellos y ha permitido que estos se vayan desarrollando. Por ello no se puede decir que Platón sea neokantiano, es decir, que considere que los contenidos de los conceptos están determinados por nuestro pensar, ni neoaristotélico, es decir que crea el pensar sea un recepcionar de contenidos. El pensar es un proceso de preguntar y responder sobre los contenidos de los conceptos/entes que sirve para la mejor comprensión entre los dialogantes.

      Cabe recordar[10] que si bien para Platón el conocimiento no se puede reducir a la percepción, tampoco puede haber conocimiento sin percepción (Teeteto, Menón). Por otra parte, es conocida la distinción que Platón hace entre mera percepción, opinión correcta y pensar correcto., como grados de mayor aproximación al conocimiento (verdad, bien).

 

Pensar correcto /sabiduría

Pensar dialéctico - acercamiento a la perfección

Conocimiento matemático/lógica

Método correcto del pensar, pero sin contenidos

Opinión verdadera

Suposición de que algo es verdadero sin saber por qué es verdadero. P. Ej. Cosas que se aprenden en el colegio

Creencia imaginaria, percepción

Percepción no cuestionada, aceptación de mitos de la tradición, espejismos, etc.

 

      Según Mojsisch la diferencia entre el pensar dialógico y la opinión verdadera, o la creencia imaginaria sería principalmente:

 

 

1.      Que el pensar dialógico es verdadero[11], mientras que las proposiciones que parten de la opinión y la creencia imaginaria, pueden ser verdaderas o falsas.

 

2.      Que en el pensar dialógico son las proposiciones, en tanto pensamientos, las que determinan la verdad o falsedad. Mientras que en el ámbito de la opinión y la creencia imaginaria son las cosas mismas, las que determinan si las proposiciones referidas a ellas son verdaderas o falsas.

 

3.      El pensar dialógico prueba la verdad o falsedad de las proposiciones, en tanto estas proposiciones se tocan/ relacionan mutuamente y, por lo tanto, se constituyen mutuamente. En el caso de la opinión y la creencia verdadera, en cambio, se prueba cada proposición independientemente de la otra.

 

      Contrariamente a lo que muchos simplificadores de Platón exponen, para Platón el conocimiento no es sólo pensar correctamente, nos dice Mojsisch, sino que es una interrelación entre el pensar verdadero en tanto diálogo y sus contenidos y la opinión verdadera y sus contenidos, y la creencia imaginaria y sus contenidosla percepción y sus contenidos.

 

      Finalmente Mojsisch termina su artículo criticando a Platón en el sentido de que Platón sólo somete al pensar dialógico a los conceptos/ entes principales del pensamiento y no así a la opinión y a la creencia imaginaria. Mojsisch no ve por qué someter también a estas formas de pensamiento al pensar dialógico. Y tampoco ve por qué no se distingue al pensar dialógico de sí mismo (ya que se supone que hay que someter todo a su contrate con sus opuestos como vimos anteriormente) Si Platón hubiese hecho eso, podría haberse pasado "del diálogo de la mente consigo misma a un pensar dialógico dialogado".

 

     Este artículo nos hace pues recordar el sentido de nuestro quehacer en nuestros 5 años de reuniones sabatinas de los Cafés Filosóficos de Lima: No se trata de difundir concepciones del mundo o interpretaciones supuestamente verdaderas, ni de convencer a otros de la falsedad de las teorías opuestas a la propias, sino sobre todo de acercarnos a una visión más aproximada de las cosas a través del pensar dialogado, es decir, de la contrastación de las preguntas y respuestas propias sobre determinado tema con las demás preguntas y respuestas surgientes de la discusión. Porque la dialéctica nos enseña que la aproximación al conocimiento verdadero sólo puede ser lograda a través de la relación con sus opuestos y para profundizar en ello es conveniente escuchar opiniones contrarias, o diferentes de la propia, no para cambiar de opinión, ni para aceptar todo como igualmente válido, sino para entender mejor la propia visión del mundo de uno mismo.

 


 

[1] Platón: sus diálogos a la luz de las últimas investigaciones (KOBUSCH, T./ BURKHARD M., Platón: Seine Dialoge in der Sicht neuer Forschungen, Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1996

[2]Dialéctica y diálogo: La República, el Teeteto , el Sofista” (“ Dialektik und Dialog: Politeia, Theaitetos, Sophistes” de Burkhard Mojsisch, pp. 167-180

[3] διάλογος

[4] *4"8X(,F2"4

[5] ή διαλεκτικ¬ :X2@*@H, (Rep. 533 c7)

[6] ¦B4FJZ:0

[7] @ÛF\"

[8] Mi comentario a partir de lo plateado por Mojsisch

[9] Acá Mojsisch se diferencia de lo que estamos exponiendo. Mojsisch, se limita a exponer por qué Aristóteles no responde a las objeciones de Platón, en qué consistirían estas objeciones que no tocan a Platón, y pasa a determinar simplemente a la dialéctica como la lógica de la apariencia (Logik des Scheins) en vez de la lógica del ser.

[10] Como hace Mojsisch p.171y 173

[11] Sofista 259a-b