¿Por qué Platón criticaba la democracia?

Cafe Filosofico Nº 96   Carmen Zavala

 

Platón en su diálogo La República relata las 5 fases por las que, según él, atraviesan todas las sociedades. Este análisis se basa por una parte en el análisis de la interrelación dialéctica entre la distribución de la economía y el poder en una sociedad, por una parte, y, por la otra, la consecuente repercusión sicológica de dicha distribución en esa sociedad. La periodización de la historia en La República en cinco formas de gobierno, no es una mera abstracción lógica o teórica, como sostienen algunos, sino que pretende ser una descripción de los procesos históricos que realmente se dieron en la antigua Grecia. Karl Popper, en su libro La sociedad abierta y sus enemigos, nos dice que el énfasis que Platón pone en la base económica de la vida política" fue una "teoría revivida por Marx bajo el nombre de "materialismo histórico". Así, Platón nos relata que el paradisíaco Estado comunista primitivo  se desintegra y empieza, la desunión en la sociedad y "la lucha de clases" fomentada por los intereses particulares sobre todo de carácter económico, los cuales representaban "la principal fuerza de la dinámica social"[1]. Así surge el primer tipo de gobierno decadente: la timocracia. la timocracia es el gobierno impuesto por los nobles, que se mantienen en el poder en base a su posición nobiliaria, pero que cada vez van perdiendo más su poder económico. Simultáneamente surge un nuevo grupo de poder que ha ido aumentando su poder económico y que desprecia a los nobles timócratas que sólo gobiernan debido a su abolengo, pero que se han vuelto decadentes y carecen de poder económico real. Así finalmente la oligarquía se impone por la fuerza y derrota a los nobles timócratas reemplazándolos por aquellos que tienen el poder económico. De allí en adelante el derecho a la ciudadanía y a ocupar cargos públicos se basará exclusivamente en el poder económico. Este sistema, rápidamente generará contradicciones y gran descontento social, ya que nos dice Platón (556d) "el pobre se dará cuenta que esos decadentes (los ricos y poderosos) deben su riqueza a la cobardía de los pobres" por lo cual pronto se originará una guerra civil, por la cual se impondrá la democracia.

 

Y acá llegamos al tema de hoy:

También esta democracia es criticada por Platón, porque la igualdad ante todos por la ley viene acompañada por una libertad individual que debilita al Estado ya que cada uno podrá servir o negarse a servir a los intereses de las mayorías según más le plazca, lo cual llevará al caos. La democracia que Platón critica es la democracia Ateniense, que "a través de la navegación y el comercio se convirtió en el imperialismo comercial ateniense, tal como se desarrolló en el siglo V"[2] antes de nuestra era, pretendiendo someter económicamente a través del comercio a todas los Estados cercanos con economías básicamente autárquicas, principalmente  a los Estados espartanos. Ante el caos que surge del individualismo exacerbado, el panorama se vuelve propicio para la imposición de una tiranía. Platón hace referencia (577a) a su experiencia personal con el tirano Dionisio, para aclarar que tampoco en esta descripción se trata de meras especulaciones, sino del análisis de eventos reales. La tiranía resulta de un líder popular que aprovechando las contradicciones entre pobres y ricos dentro del Estado democrático (565d) agita contra los ricos logrando el apoyo popular. Sin embargo después de repartir las tierras entre el pueblo y sobre todo, dando preferencia a sus allegados, ya no se lo necesita, por lo cual el tirano provoca constantes guerras exteriores que justifiquen su estadía en el poder, por lo cual finalmente terminará haciéndose del odio del pueblo.

 

A pesar de todos los defectos que pueda tener la democracia Platón la reconoce como la más hermosa de las 4 constituciones políticas (timocracia, oligarquía y tiranía) (557c) Sin embargo, la democracia surge siempre, según Platón de la oligarquía en la que el afán por la ganancia ha relegado la educación y la valoración por la cultura a un último plano, por parte de los grupos dominantes y ha sumido en la ignorancia a las grandes mayorías, es decir, a los pobres. Esta democracia es gobernada por un grupo de administradores zánganos que viven del segundo grupo importante, que son los ricos que no fueron eliminados por la revuelta social que instauró la democracia. Finalmente, está el pueblo, esto es, los trabajadores manuales a los administradores pretenden controlar repartiéndoles algo de la miel que le han quitado a los ricos. Sin embargo la mayor tajada será para los administradores y sólo un pequeño resto de la miel robada será para el pueblo. Esto llevará a inculpaciones mutuas de corrupción entre los ricos y los administradores para defenderse frente a acusaciones del pueblo, que llevarán a la desconfianza que prepararán el terreno para que un líder charlatán aglutine a las masas detrás suyo y se inicie la tiranía.

 

La democracia,  pues, sin la eliminación de la propiedad privada o la distribución equitativa de la riqueza, cosa que va acompañada con una educación igual para todos los ciudadanos, a pesar de ser mejor que las otras alternativas, es criticada por Platón, porque conduce casi inevitablemente a la tiranía. Sin embargo Platón, no creía en el determinismo social. Pensaba que era posible instaurar una sociedad diferente, sin diferencias económicas y sin propiedad privada que la ocasione. En esta sociedad, propuesta en su República se privilegiaría el  beneficio de todos ante el antojo individual, estando regido por criterios racionales, es decir, en términos modernos, por criterios científicos.

 

El problema de la democracia que parte de una división oligárquica del poder económico es un problema vigente y actual en el Perú (y en el mundo).  Platón no hizo más que analizar por qué inevitablemente tarde o temprano este tipo de democracia terminará cayendo en una tiranía, a menos que se cambien esencialmente las estructuras económicas de la sociedad basada en el aumento de la riqueza individual y se cambie el rumbo patético al que nos conduce la inercia política.


 

[1] Popper, K.R, The Open Society and its Enemies. Vol I. The Spell of Plato.London: Routledge & Kegan Paul Ltd., 1993,  p.3

[2] ibid. p.17